KOKIRO

 

Su "padre" combatió en una guerra feudal en China, pero el ejército en el que luchaba fue derrotado. Pudo escapar a Japón disfrazado de mujer, sufriendo el acoso de las fuerzas opresoras. En la isla de Shikoku se aisló en un valle entre los pueblos de Yawatahama y Uwajima, trabajando como campesino.

 

Tiempo después de haberse instalado, estaba de caza con su no-dachi cuando se encontró un niño de unos dos años inconsciente en el suelo y con heridas de garras por el cuerpo. Lo recogió y lo llevo a su choza donde lo curó adecuadamente. Cuando el niño despertó mostraba un comportamiento bastante salvaje, pero lo apaciguo con comida. Como parecía que el niño no tenía con quien quedarse cuidó de él y le enseñó el arte del cultivo de la caña y el arroz.

 

Años después, celebrando el final de la 2ª recogida del arroz, se pillaron un pedo terrible, y Kokiro, nombre que le había puesto al niño, se empezó a transformar en zorro. Cuando terminó la transformacion el zorro hulló corriendo ocultándose en los alrededores de la casa. A la mañana siguiente lo encontró dormido a la puerta de la casa. Tras este incidente decidio iniciarle en el manejo de la no-dachi al estilo de combate familiar.

 

Transcurrieron los años y Kokiro ya tenía un gran dominio de la espada, además de las artes de combate básicas, y empezaba a controlar sus cambios a animal cuando un día su padre apareció devorado por los lobos. Como ya no tenía que cuidar de él y era suficientemente grande - tenía unos 20 años -, decidió regresar a China para poner en práctica lo que le había enseñado su padre. Cogió la espada, un poco de comida y el libro de cultivo de caña que había utilizado su padre para empezar a cultivar, y emprendió su camino.

 

Al llegar a Corea se encontró que no tenía dinero alguno, así que tuvo que valerse de su habilidad con la espada. Se presentó a un torneo de artes marciales y armas tradicionales, y su técnica resulto bastante eficaz, llevándole a la final. En ella se enfrentó con un artista marcial (Dai Luing) de un pueblo cercano, y Kokiro se aprovechó de la enemistad entre los dos pueblos, que al parecer provenía de la vez en que el emperador había visitado la zona y se hospedó en uno de los pueblos cuando se había dicho que se hospedaría en el otro. En el combate, tras observar que sus ataques eran detenidos o evitados por completo, lanzó su patada pero esta vez dejó el zueco poco sujeto y lo lanzó contra las bolas del adversario, mientras que su patada se dirigía al pecho de éste. Dai Luing detuvo la patada sin problemas pero el zueco no lo vio hasta que impactó contra sus partes más sensibles: este golpe lo dejó momentáneamente aturdido, lo suficiente como para encontrar un hueco y vencerlo. Esta técnica no resultó nada convincente a Dai Luing, pero para los jueces fue completamente legal. Dai Luing se sintió deshonrrado ya que había sido vencido por una técnica nada digna de un noble guerrero, y prometio derrotarle para recuperar el honor perdido. Pero Kokiro huyó del pueblo con el premio antes de que se pudiera llevar a cabo la venganza.

 

Kokiro prosiguió con su deambular comiendo como podía, ya fuera robando o vendiendo su fuerza. Un día entró en una posada para ofrecerse a cambio de comida y hospedaje, y se encontró un ¿ronin?(David) que hablaba en japonés. Llegó a la conclusión que con él podría usar más su técnica que en la posada, así que decidió acompañarle. Al principio al ronin no parecía gustarle que le siguiera pero como con él podía hablar en japonés y dominaba la técnica del no-dachi, termino aceptándole.